El último vagón- Ángeles Doñate

TÍTULO: El último vagón 
AUTOR: Ángeles Doñate
EDITORIAL: Umbriel editores
GÉNERO: Ficción histórica
IDIOMA: Español
NÚMERO DE PÁGINAS: 191
PUNTUACIÓN: 4/5 ⭐⭐⭐⭐
EDAD RECOMENDADA: 15 años en adelante 
SINOPSIS:
Ikal tiene 11 años, es hijo de un obrero del ferrocarril y sueña con ser maestro. Admira a Chico, cuenta los trenes que pasan con Tuerto, sueña con Valeria, una campesina, y vive mil aventuras con Quetzal, su perro. Todos son alumnos de don Ernesto, en la escuela vagón Malinalli Teneplat, durante el curso en que cambiaran sus vidas. En la frontera de ninguna parte, entre campos de frutales y vagones viejos, treinta alumnos descubrirán la vida gracias a la pasión de un maestro que ha unido su suerte con la de estos jóvenes con las cartas marcadas. Una foto en blanco y negro de todos ellos, que duerme en un expediente olvidado de la Secretaría de Educación, se convertirá años después en la peor pesadilla de Hugo Valenzuela, un brillante inspector. El maestro, anciano y casi ciego, debe jubilarse. Pide reemplazo pero algunos políticos creen llegado el momento de dar carpetazo a un modelo educativo pasado de moda e inútil. ¿Inútil? Hugo no está tan convencido y decide estirar del hilo. En un viaje que le llevará a reencontrarse con su pasado, deberá jugarse su futuro, descubriendo que hay huellas que no se pueden borrar. Como las del primer amor o las de un maestro, que a través de la curiosidad y el cariño, nos abre las ventanas al mundo.

Con este libro me di cuenta de muchas cosas: amo la ficcion histórica, me encantan las novelas con personajes jóvenes que tienen un grupo de amigos y donde ellos narran la historia.

Hace un tiempo que necesitaba leerme este libro, pues esa sinopsis era la que iba a dar comienzo a una novela que disfrutaría mucho.

La historia nos centra en una situación social, donde hay escuelas vagones para hijos de ferrocarrileros, obreros y gente de campo (esto porque los primeros nunca permanecían en el mismo lugar más de un año, y porque los demás no podían pagar una escuela, además de que estaban bastante lejos). Se nos presentan Ikal, un niño de once años, hijo de un obrero se ferrocarril, un pequeño con muchos sueños y sentimientos a lo grande por dentro. Ikal tiene amigos:
Chico, un chico grande, que es explotado junto con su familia por un patrón con tierras, alguien que no tiene sueños porque acepta el destino de su vida.
Valeria, una chica, no la más hermosa niña, pero sí la causante de suspiros y primer amor de Ikal.

"Nuestra amistad estaba tejida de silencios, excepto cuando Valeria venía con nosotros. Ella lo llenaba todo de palabras y risas."

Tuerto, un pequeño de la edad de Ikal que sueña con trabajar toda su vida con ferrocarriles.
El maestro (uno de mis favoritos), un señor grande, apasionado por estudiar, viviendo siempre para ayudar a sus alumnos e induciendolos a que siempre sueñen.
Quetzal, su perro de Ikal, una parte fundamental de cómo se interpreta el destino de conocer ciertas almas bellas. Y cómo estaban destinados a salvarse entre ellos.

Una trama donde los personajes viven y sueñan, pero a la vez se dan cuenta de los cambios en la vida que uno por su cuenta va teniendo.

El ambiente es un pueblo, más o menos por la mitad del siglo pasado, en la escuela vagón Malinalli, Teneplat. El libro se cuenta desde la perspectiva de Ikal y el jefe de casos de educación de Hugo Valenzuela. Todo comienza cuando el caso de el último vagón llega a las manos de Hugo, quien tiene que autorizar que lo cierren o evitarlo, no es un caso más, la foto en el expediente de todos esos niños felices con un perro alumno igual no es similar a otros casos, todos ellos juntos le causan un sentimiento que dice "no lo hagas, no nos quites esto". Y aunque es una foto de años, Hugo no puede autorizar que cierren esa última escuela.
La historia del pueblo donde está la escuela vagón nos es narrada por Ikal, y déjenme decirles que es increíble. Amé la manera en que Ikal ve el mundo, como siempre aspira a algo más, cómo se enamora, y cómo ve a sus amigos crecer y cambiar.
Quiero gritar de emoción al decir que conecté con muchos personajes, la autora me dio un personaje principal impecable y que no creí necesitar hasta que lo conocí. Adoré las situaciones por las que cada personaje pasa, desde los ojos de Ikal, esa manera tan perfecta de conectar con todos, sin necesitad de que ellos me narraran la historia. Pude vivir la historia, donde cada personaje progresa y tiene vida.

La situación social e histórica donde Hugo Valenzuela se encuentra es interesante, luchando con sus sentimientos de no querer cerrar esa escuela, y todos los altos directivos presionando (una excusa para deshacerse de un pedazo del derecho del trabajador). Hugo Valenzuela fue un personaje con el que no conectaba al principio con nada de lo que era ni hacia, pero que logró hacer pensar en su situación, luchando desde años por un puesto más alto pero a la vez sentir.
También creo que se nos entregó un maestro increíble, lo que está novela requería para hacerla bonita. Un señor grande que ama su trabajo, y que aunque no está en todas sus condiciones perfectas, no deja de enseñarles a sus alumnos.

La parte que me hizo darle esa calificación fue un personaje (mujer) que se interpone en la historia, sólo la sentí de adorno, me mantuvo intacta. Siento que era un personaje importante para la historia, y le faltó algo de jugo.
También, el misterio pequeño de esta historia, nada que ver, cuando lo descubrí no me sorprendió porque yo no estaba centrada en ello.

Fuera de eso, fue una novela que disfruté, con personajes jóvenes que amé. Una situación social injusta junto con sueños de muchas personas dentro. Es una historia conmovedora, que me hace sonreír de recordar cuánto disfruté conocerla. Por favor, lee esto.

GRACIAS A LA EDITORIAL POR EL EJEMPLAR